El encuentro que cambia todo

¿Cómo tener un encuentro con Dios?

Hay personas que piensan que tener un encuentro con Dios es algo reservado solo para “los muy espirituales”.

Sin embargo, la verdad es que Dios puede encontrarse con cualquiera, incluso con quien menos lo espera.

Acompáñame en este devocional para descubrir cómo abrir tu corazón y vivir un encuentro real con Él.

Una historia real

Tengo un amigo que me encanta escuchar cada vez que cuenta su historia, porque muestra cómo Dios puede tocar la vida de alguien de la forma más inesperada.

Un amigo suyo lo invitó a un evento cristiano.

Él llevaba tiempo sintiendo una inquietud interna, ese vacío silencioso que te hace preguntarte si hay algo más… aunque no sepas nombrarlo.

Aun sin entender del todo, aceptó ir.

No era cristiano como tal; sí creía en Dios, pero era de esos que con trabajos van un domingo a misa al año.

 Por eso, el primer día del evento se sintió completamente fuera de lugar.

Todo le parecía extraño, ajeno, como si estuviera en un espacio que no era para él.

Se sentía incómodo, desconectado, observándolo todo sin saber qué hacer.

Pero al día siguiente, algo dentro de él cambió.

Llegó con otra disposición, tal vez con más curiosidad, tal vez con esperanza… pero sobre todo, con el corazón un poquito más abierto.

Y fue justo ahí donde Dios le habló.

Durante un momento de oración pensó:

“Bueno… si ya estoy aquí, y Tú existes… dame una señal.”

Lo dijo así natural, en modo relajado y con honestidad.

Y en ese mismo instante, la piel se le erizó, los ojos se le llenaron de lágrimas, y una paz profunda lo envolvió de una forma que él no podía explicar.

Después, recibió una palabra profética: que se casaría con una buena mujer.

Hoy es cristiano… y está casado con una de mis mejores amigas en la iglesia.

Así es como un hombre común tuvo un encuentro con Dios: sincero, inesperado y transformador.

No siempre hay señales visibles

Ahora bien, esto no significa que todos viviremos algo así.

A veces Dios permite señales muy claras para impulsar nuestra fe, especialmente cuando estamos comenzando.

Pero también es cierto que muchas veces Dios obra en silencio, en lo profundo del corazón, sin efectos visibles. Eso no hace que sea menos real.

A mí me ha pasado muchas veces.

Hay días donde oro y no siento absolutamente nada; sin embargo, sé que Él está conmigo porque su presencia no depende de mis emociones.

Y hay otros días donde, al orar, mi piel se eriza, mis ojos se humedecen y solo puedo decirle: “Te amo, Señor.”

Cada experiencia es distinta, y Dios sabe exactamente cómo tocar a cada persona.

Algunos tiemblan, otros ríen, otros sienten una paz tan suave que no encuentran palabras.

No se trata de la reacción física, sino de lo que Dios está haciendo internamente.

Lo importante es que Él siempre responde cuando lo buscas con un corazón sincero.

Dios también se revela en su Palabra

El encuentro que cambia todo

Otra forma poderosa de tener un encuentro con Dios es a través de la Biblia. A veces comienzas a leer un pasaje y, sin darte cuenta, algo empieza a moverse dentro de ti.

No es magia; es que la Palabra de Dios está viva.

Es útil, práctica y profundamente reveladora.

Lo hermoso es cuando lees un versículo y sientes que fue escrito exactamente para ti, para ese momento de tu vida, para esa pregunta o esa carga que traes en ese momento.

Eso se llama revelación.

Y sí, fue pensado para ti.

Dios usa su Palabra para hablar, consolar, corregir, sanar y guiar.

Cada corazón recibe algo diferente.

Lo que yo siento leyendo un mismo verso puede no ser lo mismo que tú sientas, y eso es parte de la belleza de una relación personal con Dios.

Puedes descargar la App YourVersion es la manera más fácil de empezar, ahí encontrarás planes que te servirán.

Provoca tú mismo un encuentro con Dios

El encuentro que cambia todo ¿Cómo tener un encuentro con Dios?

Hay momentos donde Dios se manifiesta sin que lo esperes, pero también hay encuentros que tú puedes provocar dando pasos sencillos.

Ve a ese evento cristiano al que te invitaron.

Asiste a un estudio bíblico.

Participa en una reunión de oración.

Toma tu Biblia y léela con calma.

O simplemente habla con Él donde estás.

No te canses de buscarlo. Lo vas a encontrar.

“Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón.”— Jeremías 29:13 (NTV)

El corazón es la clave.

No la perfección, no la religión, no el conocimiento… El corazón.

 No se trata de emoción, sino de sinceridad

He visto a muchas personas llegar por primera vez a la iglesia.

Entran tensas, con los ojos enormes, viendo todo como si estuvieran en otro planeta y pensando: “¿Qué es esto? ¡Un par de locos!”

Pero me sorprende ver cómo, después de dos o tres reuniones, esos mismos que parecían incrédulos son los primeros en tener un encuentro con Dios, en rendirse y en buscar la presencia que antes criticaban.

Porque en el fondo, aunque de labios no lo reconocieran, su corazón anhelaba ese encuentro con Él. ¡Y a Dios le encanta eso!

Dios no busca gente perfecta.

Busca gente sincera.

Cuando otros fallan

Muchas personas no se acercan a Dios por malas experiencias con personas “religiosas”.

Me refiero a personas que tienen mucho conocimiento bíblico o dicen tenerlo, pero con sus hechos niegan lo que dicen.

Pero el comportamiento de otros no puede ser el filtro de tu relación con Dios.

Él es perfecto; las personas no.

Que si uno sabe mas porque es ortodoxo, que si otro es mejor porque es católico ó cristiano evangélico… todo aquel que cree en Jesús es cristiano.

El problema no es Dios, somos nosotros.

No se trata de religiones ni de decir mucho, sino de vivir lo que creemos.

Hay quienes presumen espiritualidad, pero sus acciones dicen lo contrario.

Al final, la fe se demuestra con hechos… a eso se le llama coherencia

Y hoy quiero que sepas algo, ninguna persona, religión, ni costumbre, puede separarte de lo que Dios quiere hacer contigo y de su amor.

Este verso me encanta:

“¿Quién nos separará del amor de Cristo?¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada? Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó.”— Romanos 8:35, 37 (RVR60)

Nada —ni el pasado, ni el presente, ni el futuro— podrá separarte del amor de Dios.

 Reflexión final

Un encuentro con Dios no se programa, pero sí se provoca con el corazón correcto.

No depende de un lugar específico, ni depende de otra persona, ni de una experiencia emocional fuerte.

Depende de tu disposición, de tu búsqueda y de tu sinceridad.

A veces ocurre inesperadamente.

A veces sucede en medio del dolor.

A veces en una reunión llena de gente.

Otras veces en la paz de tu habitación.

No sabemos cuando, ni como sucederá.

Pero cuando pasa, marca tu vida para siempre.

No necesitas entenderlo todo para comenzar.

Solo necesitas abrir tu corazón

"Pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; 11 porque no hay acepción de personas para con Dios." Romanos 2:10-11

Esto significa que no importa tu historia, tu trasfondo, tu religión, tu origen, tu profesión o tu condición económica… el amor de Dios es para todos, y eso te incluye a ti.

Su presencia, su guía y su gracia están disponibles para cualquiera que lo busca con sinceridad.

Hoy puede ser ese día.

¿Por qué no le dices?

“Aquí estoy, Señor.

Te necesito.

Tócame con tu presencia.

Hazme sentir que estás conmigo.

Quiero conocerte de verdad.”

Oro para que estas palabras despierten en ti ese deseo genuino de buscar a Dios con sinceridad y abrirle espacio para un encuentro real. Él siempre responde a un corazón que lo quiere de verdad.

Y si hoy sentiste que este mensaje habló a tu vida, quiero invitarte a seguir profundizando.

Pasa a leer el devocional anterior:

“No te confíes. El momento más peligroso llega justo después de una victoria.”

Con cariño,

Tania 💛